Beso a beso,
amor tras amor,
la
vida me fue desnudando,
desgarrando
hasta
quitarme los sueños.
Tristeza tras tristeza,
aprendí a llorar en silencio,
a gritar con los ojos,
a morirme poco a poco
y así fui perdiendo la risa
y el placer por los juegos.
Día
a día,
las mentiras me quitaron
las ganas de vivir y de confiar.
La
inocencia se hizo
más
pequeña, más solitaria
hasta
que decidió volar lejos de mí.
Y
en el bosque de mi vida
extravié el tiempo
buscando
el amor
que nunca iba a llegar,
el
amor imposible
que creía para mí.
Hoy
no soy más que una sombra
que
se pierde desnuda
en las otras sombras
que
van formando
la
noche interminable.